El Concejo Deliberante de Colonia Caroya aprobó por unanimidad nombrar “Padre Pacífico Gasparrini” a la calle 7 Bis Norte, en reconocimiento a su incansable labor pastoral y compromiso con la comunidad.
El Concejo Deliberante de Colonia Caroya aprobó por unanimidad la designación de la calle 7 Bis Norte, con el nombre de “Padre Pacífico Gasparrini”, durante la Sesión Ordinaria N° 35 realizada el miércoles 29 de octubre en la Sala “Dr. Raúl Ricardo Alfonsín”.
La iniciativa fue impulsada por un grupo de vecinos que solicitaron a los ediles rendir “un merecido y sentido homenaje al Padre Pacífico Gasparrini, por su labor incansable como misionero y sacerdote comprometido con la Congregación de los Padres Pasionistas”.
Un legado de fe y servicio
El Padre Pacífico Gasparrini nació en Castelgrande, un municipio de Italia, el 18 de octubre de 1923. Llegó a la ciudad de Colonia Caroya en 1956. Fue párroco de la Iglesia Nuestra Señora de Monserrat entre 1962 y 1964, y dedicó su vida al servicio espiritual y al acompañamiento de la comunidad, inspirado en el carisma de San Pablo de la Cruz, fundador de los Padres Pasionistas.
Su presencia fue constante en los hogares, en el Hospital Regional Vicente Agüero de Jesús María —donde fue capellán desde 1977 hasta su fallecimiento— y en el sanatorio local, brindando consuelo, fe y esperanza a enfermos y familias.
Entre sus múltiples aportes, se destaca haber sido el primer sacerdote en realizar el Vía Crucis por las calles de Colonia Caroya, promover la creación del himno en honor a la Virgen de Monserrat durante el centenario del templo, y organizar retiros espirituales que fortalecieron la fe de numerosos fieles.
Aún, cuando la Congregación Pasionista se retiró de la región, el Padre Pacífico decidió quedarse, viviendo en el convento de las Hermanas de la Caridad, junto al hospital, desde donde continuó su misión pastoral hasta su muerte, el 3 de febrero de 2013.
Su mensaje trascendió generaciones, llegando especialmente a jóvenes, mujeres embarazadas, ancianos y familias en momentos de dificultad.
Hoy, su nombre quedará grabado en una calle de Colonia Caroya como testimonio de una vida dedicada al amor, la fe y el servicio al prójimo.



