Un enorme proceso colaborativo que lleva a cabo el Museo Jesuítico

Jesús María. La Estancia Jesús María es una de las sedes más importantes del país en cuanto a museología y por eso en enero de este año comenzó con un Programa de Cooperación donde se aporta personal formado y capacitación a otros espacios de la memoria dispersos en distintas regiones de Córdoba y el país
El director de la Estancia Jesús María – Museo Jesuítico Nacional, Carlos Ferreyra, comentó que a partir del mes de enero se puso en marcha el Programa de Cooperación para poner a disposición de otros espacios de la memoria el personal “altamente calificado y capacitado” con el que cuentan.
Comenzó así un enorme proceso colaborativo con distintos museos que pidieron asesoramiento y cada caso requiere de una acción específica.
Desde el Área de Educación del Jesuítico, Olga Bartolomé y Camila Acuña llevan adelante gran parte de este proceso.
Realizan talleres en la Comunidad Abierta de Monte Cristo, que depende del sistema carcelario provincial, pero también brindan asesoramiento al museo escolar del Colegio Dr Agustín Garzón Agulla de la ciudad de Córdoba. También están ayudando a la organización del Museo de Malvinas en Sinsacate y desarrollan trabajos con la Mesa de Afrodescendientes y la comunidad de Arroyo Leyes –Santa Fe-, que tiene un legado arquitectónico e histórico invaluable para nuestra cultura.
“Tienen distintas posibilidades a nivel recursos y lo que más importa es trabajar en conjunto, la idea nuestra desde Educación no es trabajar para nadie, sino trabajar ‘con’”, puntualizó Bartolomé.
Y añadió: “En la colonia de Monte Cristo, sabemos que ellos están privados de la libertad y esa privación no debería afectar nada más que la cuestión ambulatoria, pero no deberían estar privados de otros derechos como la cultura”.
El desafío es poder llevarles a los internos lo que muestra cada museo y relacionar eso con la vida cotidiana y poder tener una mirada y una lectura propias sobre eso.
“pensar en cómo esos objetos están vinculados a la vida cotidiana y a las historias personales de cada uno de los ciudadanos que están allí”, apuntó.
Cada taller y cada trabajo que se encara en forma colaborativa se va diseñando de acuerdo a las particularidades del espacio y la comunidad, pero los ejes centrales son la cultura, la identidad y la memoria, que es lo que atraviesa a cada museo.
“Lo que nos deja es que siempre cuando estás con otro aprendés, que nadie tiene la verdad, el saber y que siempre la mirada del otro te ayuda a descubrir aristas que no las pensaste, no las tuviste en cuenta, que a veces acordás y te suman y a veces te suman por poder poner en discusión principios e ideas tuyas”, reflexionó la especialista, que tiene una mirada de horizontalidad no sólo en lo que hace, sino en la vida.
Por su parte, Acuña hizo referencia a la muestra “Late”, que está dispuesta en la Iglesia del Museo.
Está integrada por objetos que pertenecen a la Colección Arroyo Leyes, esta localidad santafesina donde se encontró un viejo cementerio de esclavos liberados que fueron sepultados con valiosas piezas de alfarería.
Durante la década del ’30, cuando se hizo el hallazgo, los arqueólogos e historiadores desestimaron que se tratara de piezas hechas por manos esclavas y hasta las tildaron de falsas. Muchas décadas después la historia hizo justicia y les dio el valor que realmente tienen.
Pero lo más grave es que hubo un esfuerzo sistemático por ocultar e invisibilizar que la cultura afro forma parte de nuestras raíces como país y como patria.
Se trata de un trabajo junto a la Casa Indoafricana de Santa Fe y a la Mesa Afro Córdoba.
Muchas de estas piezas estaban resguardadas en la misma Estancia Jesús María con un rótulo que ni siquiera las catalogaba como lo que realmente son, hasta que fueron redescubiertas y resignificadas.
Hoy la muestra se puede ver en la Iglesia del Museo, con todo lo que implica que algo confeccionado por esclavos esté dentro de un recinto del catolicismo.
“Esa muestra revela siglos de ocultamiento de la presencia de afro descendientes en nuestro país, pone en foco la invisibilización que se hizo y la negación que tenemos los argentinos de aceptar que también descendemos de esclavizados, que los jesuitas tuvieron esclavizados aquí”, finalizó Bartolomé.
19-07-19