Emilia Amezcua presentó su primer libro: “Ser la mamá del tremendo”
Es el corolario de un proceso que le demandó siete años. Vuelca en estas páginas toda una vida de experiencia como docente, como mamá y como amante de la literatura y la escritura. “Todo empieza con la “A” de animarse”, dice el prólogo de este viaje de emociones.
Por Nicolás Luque
Emilia Amezcua tiene 40 años y su lugar en el mundo es Sinsacate, la tierra donde nació, y en la que decidió crear una familia.
A la vez, es donde se desarrolló como docente y como mamá, que son sus dos títulos más valiosos. Ahora se consagra con el tercero, el de escritora. Es que en realidad lo fue desde siempre, aunque le costó asumirlo.
El pasado sábado presentó “Ser la mamá del tremendo”, un trabajo extraordinario, donde se conjugan su trayectoria en la maternidad con la experiencia de la docencia. Las infancias, como la misma autora expresa en esas páginas, la atraviesan, la interpelan y la impulsan a tratar de comprenderlas y guiarlas. A eso le ha dedicado su vida entera.
En diálogo con Noticias Jesús María, Emilia se mostró muy agradecida con todos los que de una forma y otra la ayudaron, y la emoción estaba a flor de piel.
La presentación fue en La Posta de Sinsacate y asistieron muchísimas personas que la quieren y respetan. Hasta el intendente del pueblo, Carlos Ciprián, fue a saludarla y felicitarla.
Contó que el libro tuvo su inicio en un cuaderno de aventuras que fue confeccionando su hijo, Juan, y a partir de allí se sumaron textos familiares, historias de sus compañeras en la escuela y su propia experiencia como niña, como mujer, como mamá y como maestra.
Así surgió “Ser la mamá del tremendo”, que contiene narrativa para adultos, pensada para llegar a docentes, a padres, madres, tíos, abuelos y a todos aquellos que, en mayor o menor medida, también maternan.
Emilia subrayó que, en su caso, es la “maternicencia”, una mezcla entre la maternidad y la docencia, que es lo que le da sentido a su propia vida.
Sostuvo que el libro es “un regalo” para que todos puedan emocionarse y también reinterpretarlo y hacer los aportes que hagan falta.
Este trabajo literario ya es del mundo y, como cada texto, hará de la suyas en cada uno de los rincones a donde pueda llegar.
Aunque no suelo ser autorreferencial, este periodista quiere dejar plasmado aquí el enorme orgullo que implica estar escribiendo una nota hablando de Emilia, mi compañera de la Primaria, aquella con la que fundamos una “guardería de perros” hace ya tantos años que prefiero no dar precisiones. Ella es, sin dudas, una persona luminosa que merece todo lo que la haga feliz.
15-05-23
